Tras el viaje a Japón, regresamos por tercera vez a Hong Kong, que ya se nos va haciendo una ciudad familiar. Allí pedimos “asilo” nuevamente a nuestro primer anfitrión, David, que nos acogió gustosamente.
Desde el piso 52 |
No pudimos adelantar el vuelo de Hong
Kong a Londres, puesto que no había plazas libres, así que
aprovechamos esos días para ver cosas nuevas y repetir otras.
Centro comercial |
Os las resumimos escuetamente:
Tomamos un barco a la cercana isla de Lama, donde comimos un fresquísimo pescado en un pintoresco pueblo de pescadores. El cine Imax de pantalla esférica nos gustó tanto que repetimos la experiencia dos veces. Algunos museos también nos entretuvieron algunos ratos, como el de los sellos de marcación, el de historia o el del té. Asistimos a una clase de “Apreciación del té chino”, muy interesante... y muy buenos los tés.
Desde el barco |
Recorrimos algunos de los
mercados que no conocíamos. En el gran parque de Hong Kong, nos
metimos en el grandioso aviario para contemplar la gran variedad de
aves y el invernadero de plantas y árboles.
Asistimos por segunda vez al
espectáculo de luces y música en los rascacielos de la isla.
Subimos a tres de los rascacielos,
desde donde había unas vistas impresionantes de la gran urbe.
Rascacielos koalas |
Museo de historia |
Es curioso ver cómo en las estrechas
callejuelas que quedan entre los gigantescos edificios, se establecen
cientos de puestos de ropa, comida y todo tipo de objetos, creando un
contraste urbano muy sorprendente. Puedes ver los toldos de los
pequeños comercios callejeros junto a la pared de una construcción
modernísima de más de 50 pisos.
También paseamos (no compramos,
je,je,je,je) por los centros comerciales, que parecen ciudades
enteras en las que hace frío, está todo impecable y se comunican
unos con otros por pasadizos, escaleras y ascensores.
Ambiente nocturno en las calles |
Nos tocó lluvia varios días, ya que
el monzón estaba llegando, pero nos sentaba peor el calor que el
agua.Comimos todos los días fuera, excepto
una cena en casa a la que nos invitó David junto a su hija. Nos lo
podíamos permitir, ya que los precios son muy bajos. Dim sum, ramen,
sopas y diversos platos de carne y pescado (siempre acompañados de arroz
blanco y té) hacen de la comida Hongkonesa (similar a la China
Cantonesa) una de las gastronomías más suculentas del mundo.
Nos despedimos de Asia con pena, al
haber sido un continente en el que nos encontramos muy agusto y al
cual seguramente regresaremos.
1 comentarios:
Animo con la vuelta! Y preparaos para el caloooooooooooooooooooooor. Abrazos, Toño
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