Ceja de selva y río Urubamba |
Tras la incursión norteña en los Andes, regresamos a la capi por apenas unas horas para embarcarnos rumbo al sur, a la frontera entre la selva y la montaña, a la zona de Cuzco y Machu Picchu.
Os recuerdo: estamos en el hemisferio sur y en enero es verano, claro. Pues no, resulta que aquí a esta época la llaman invierno, tanto en Cuzco-MachuPicchu como en la Cordillera Blanca. Es la época lluviosa, la más nubosa. Sin embargo no es la más fría: en mayo-junio-julio-agosto hay muy pocas nubes, apenas llueve, y por las noches bajan las temperaturas bastante.
No es Extremadura, es Cuzco |
Ni siquiera pasamos la primera noche en Cuzco (no nos ha hecho falta aclimatación para acostumbrarnos a esta preciosa ciudad que está a nada menos que 3.400 m. de altitud). Nos fuimos directamente a Aguas Calientes (el pueblo cercano a Machu Picchu). Se va en tren; sólo hay dos compañias que realizan el viaje y claro a unos precios....que chocan con los precios medios de otros transportes en Perú. Luego desde Aguas Calientes a Machu Picchu hay que tomar otro caro-bus que hace ese servicio o también se puede ir andando. Nosotros para ir fuimos en el bus y así llegar pronto. Ya en la entrada nos apuntamos en un grupo con guía que te explica todo.
Machu Picchu, una maravilla del mundo actual |
Es impresionante cuando llegas y ves todo Machu Picchu, por muchas veces que lo hayamos visto en documentales o fotos, te quedas impactado. Ya no sólo las ruinas en sí, sino también el sitio donde está, lo podéis comprobar en las fotos.
Al ser patrimonio de la humanidad no se permiten las reconstrucciones. Cuando lo encontraron estaba comido por la vegetación. Y lo único que se ha hecho es limpiarlo todo para dejar a la vista las ruinas.
Al día siguiente visitamos la ciudad de Cuzco (aquí se llama el Cusco). Es una ciudad muy interesante porque conserva muy bién la herencia colonial, con una bonita catedral y otros edificios religiosos de la época española. También hay diversos restos Inkas.
De paseo por los mercados |
Conseguimos volar a Lima después de tres horas de retraso y es que en ésta zona hay muchas nubes bajas y anulan vuelos cuando esto pasa.
En Lima recogimos parte de nuestro equipaje que habíamos dejado allí y así prepararlo todo para nuestra ida a Santiago de Chile.
Perú nos sorprendió gratamente. No sólo los paisajes, de los cuales hemos hablado en entradas anteriores. Tiene desierto, costa, selva amazónica, picos de seis mil metros de altura y las ciudades como Lima y Cuzco tienen muchas cosas que ver.
Llama, no escupía |
También su gente nos agradó. Suelen ser muy amables, están muy orgullosos de su país, pero también les gusta saber cómo vivimos en España.
La gastronomía, como los paisajes, es muy variada y esto hace que sea un país culinariamente muy rico. Como ellos dicen, una de las cocinas mejores del mundo. Y si además les sumamos los bajos precios (cuesta unos 3 o 4 € un menú completo en los sitios más populares), nos ha parecido un país muy interesante y al cual nos gustaría volver para conocer más a fondo.
Panorámica de la ciudad perdida de los Inkas |