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Londres, (finales de Junio, 2012).


Preparando los Juegos
Tras un vuelo de 12 horas, dijimos adios a Asia y hola de nuevo a Europa.
Londres es nuestro último destino. Una ciudad que ya hemos visitado en otras ocasiones, pero en la que siempre encuentras algo nuevo que ver.

El cambio de temperatura fue significativo e hizo que tuviéramos que sacar del fondo de las mochilas las chaquetas y pantalones que teníamos olvidados, desde Patagonia.
       
Cambridge in love
Ya abrigados y con los paraguas, recorrimos sus calles, que después de haber pasado varios días en Hong Kong, nos resultaban tranquilas y de pequeñas dimensiones.
Picadilly 
Decidimos ir un día de visita a Cambridge, ya que no lo conocíamos y está a sólo dos horas en bus.
Se trata de una ciudad universitaria de tamaño medio muy agradable. Es famosa por los college, nosotros visitamos un par de ellos, y por el deporte de remo, con el que rivaliza con Oxford.
De vuelta a Londres pudimos ver algunos de los estadios que están preparando para los juegos olímpicos, que se celebrarán dentro de un mes. Toda la ciudad está engalanada con banderines y todavía hay obras en puentes y carreteras.
Big Ben
En casi todas las entradas del blog hacemos comentarios sobre las diferentes comidas típicas, con las que hemos disfrutado un montón; la comida anglosajona no es nuestra favorita, pero agradecimos el volver a comer una ensalada con aceite, vinagre y sal. 
Los pasteles de manzana, los scones (bollitos de pan hechos con suero que pueden ser dulces o salados) y las salchichas de cordero con limón y hierbas, son, quizás, lo más destacable para nosotros. De otras comidas típicas mejor “no comments”.
Puente en Cambridge
El domingo nos dirigimos al famoso mercado de Camden, donde puedes encontrar de todo, desde diseños exclusivos de joyería hasta la ropa más postmoderna.
Camden Market
Tampoco perdimos la ocasión de pasear junto al Big Ben, la Abadía de Westminster, el río Thamesis y su south bank, la noria de Londres, etc.
Y por supuesto, los museos no se nos olvidaron: el Tate Modern (que no conocíamos); el de la Ciencia (con una exposición sobre las orquestas); el de Historia Natural y sus impresionantes dinosaurios; el expléndido Museo Británico con sus variadas colecciones; y por último el Victoria and 
St. John's  College
Albert, donde asistimos a varias actuaciones de música étnica y baile. Y todo gratuíto, en contraste con los elevados precios de este país.
Fue un alivio el poder escuchar hablar inglés “puro”, sin acentos y pronunciaciones extrañas, aunque nos encontramos con un Londres más hispano que nunca. Muchos establecimientos tienen camareros españoles y los turistas que más predominaban era también compatriotas o sudamericanos.
La noche en Londres
Nos fuimos de la ciudad olímpica con tristeza por el final de estos seis meses de trotamundos pero a la vez contentos por la buena experiencia y porque teníamos ganas de ver a la familia, a los amigos, y a nuestros animales.
Esperamos que através de este blog hayáis disfrutado un poco de esta aventura: “vuelta mundana”.
Si alguien se ha quedado con ganas de más, que se pase por casa y le pondremos más de 2000 fotos con sus correspondientes explicaciones, jejejeje.
Gracias a todos por acompañarnos.

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Hong Kong 3 (finales de Junio 2012)


Tras el viaje a Japón, regresamos por tercera vez a Hong Kong, que ya se nos va haciendo una ciudad familiar. Allí pedimos “asilo” nuevamente a nuestro primer anfitrión, David, que nos acogió gustosamente.
Desde el piso 52
No pudimos adelantar el vuelo de Hong Kong a Londres, puesto que no había plazas libres, así que aprovechamos esos días para ver cosas nuevas y repetir otras.
       
Centro comercial







Os las resumimos escuetamente:
Tomamos un barco a la cercana isla de Lama, donde comimos un fresquísimo pescado en un pintoresco pueblo de pescadores. El cine Imax de   pantalla esférica nos gustó tanto que repetimos la experiencia dos veces. Algunos museos también nos entretuvieron algunos ratos, como el de los sellos de marcación, el de historia o el del té. Asistimos a una clase de “Apreciación del té chino”, muy interesante... y muy buenos los tés.
Desde el barco
 Recorrimos algunos de los mercados que no conocíamos. En el gran parque de Hong Kong, nos metimos en el grandioso aviario para contemplar la gran variedad de aves y el invernadero de plantas y árboles.
Asistimos por segunda vez al espectáculo de luces y música en los rascacielos de la isla.
Subimos a tres de los rascacielos, desde donde había unas vistas impresionantes de la gran urbe.
Rascacielos koalas
Museo de historia
Es curioso ver cómo en las estrechas callejuelas que quedan entre los gigantescos edificios, se establecen cientos de puestos de ropa, comida y todo tipo de objetos, creando un contraste urbano muy sorprendente. Puedes ver los toldos de los pequeños comercios callejeros junto a la pared de una construcción modernísima de más de 50 pisos.
También paseamos (no compramos, je,je,je,je) por los centros comerciales, que parecen ciudades enteras en las que hace frío, está todo impecable y se comunican unos con otros por pasadizos, escaleras y ascensores.
Ambiente nocturno en las calles
Nos tocó lluvia varios días, ya que el monzón estaba llegando, pero nos sentaba peor el calor que el agua.Comimos todos los días fuera, excepto una cena en casa a la que nos invitó David junto a su hija. Nos lo podíamos permitir, ya que los precios son muy bajos. Dim sum, ramen, sopas y diversos platos de carne y pescado (siempre acompañados de arroz blanco y té) hacen de la comida Hongkonesa (similar a la China Cantonesa) una de las gastronomías más suculentas del mundo.
Nos despedimos de Asia con pena, al haber sido un continente en el que nos encontramos muy agusto y al cual seguramente regresaremos.

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Hong Kong 2 (finales de Mayo e inicio de Junio 2012) .


Buda sentado
Esta entrada está descolocada, debería ir entre Nepal y Japón, se nos ha despistado y la ponemos ahora, porque no sabemos si se puede poner en otro orden, no somos informáticos...
   
Mercado de comida seca
Nuestra segunda visita a esta ciudad-estado la hicimos aprovechando las oportunidades de “Couchsurfing”, y un chico de allí (Roddy) nos acogió en su pequeña casa por cuatro días.
Dim Sum con Roddy
Recorrimos muchos barrios de la ciudad, los mercados de comida seca (con todo tipo de pescados, estrellas de mar, lagartos y otras muchas cosas irreconocibles), de antiguas medicinas, algunos de los numerosos centros comerciales, los templos más famosos, la isla de Lantau con su gigantesco Buda sentado, el largísimo teleférico y el curioso pueblo de pescadores en el que las casas están encima del mar, sobre una estructura de madera.
Gentío en Hong Kong
Otro día recorrimos con Roddy la isla de Cheung Chau, donde va la gente a comer pescado y marisco, o a la playa. Allí no hay coches, solamente se usa la bicicleta. También vimos el espectáculo de luces nocturno de la ciudad.
Buscamos la parte más tradicional de esta grandiosa urbe tan comercial y a la que tanta gente viene con el único propósito de hacer compras.
Espectáculo de luces
Nuestro anfitrión Hongkonés nos enseñó costumbres, comida y curiosidades de allí. Además celebramos una cena Thailandesa (cocinada por él) – Hispana (cocinada por nosotros).
   
Casas de pescadores
Teníamos muchos días hasta el próximo vuelo de nuestro ticket “Round the world” (Hong Kong-Londres), asi que una vez descartado entrar a China (por el proceso de obtención del visado) y a Thailandia (por ser ya muy tarde y estar los monzones comenzando),
Templo
buscamos un vuelo nada menos que a Japón. Este país lo habíamos descartado de nuestro programa inicial, por los posibles peligros derivados del accidente de Fukushima, pero parece que ya va todo bien, sobre todo en la zona que nos interesaba: Kyoto y alrededores.
Asi que dejamos la mayoría de los trastos en un Hotel, compramos una pequeña maleta y nos fuimos al país del sol naciente.

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Japón 2 (tercera semana de Junio 2012).

La cercana ciudad de Nara fue el siguiente destino en el periplo japonés. Fue la primera capital del imperio japonés, y conserva multitud de palacios, templos y edificios históricos.
Templo típico
Allí nos esperaba Naoya, un chico de Couch Surfing que vive con sus padres en esta ciudad y que estudia español en la Universidad. No vamos a contar todo lo que vimos, pero en las fotos os podéis hace una idea.Toda la familia nos trató muy bien. Fue muy divertido entenderse con los padres de Naoya en una mezcla de español-japonés-inglés.
Clase de Inglés
 Nos alojaron en la habitación de invitados en la que dormimos en un tatami con futón. Un día nos llevaron a ver un complejo de templos en una preciosa zona rural llena de bosques, ríos y plantaciones de arroz y té. Comimos unos típicos soba (un tipo de pasta hecha con un trigo integral de la zona). Para corresponderles se nos ocurrió prepararles una cena española: tortilla de patatas, gazpacho, gambas al ajillo, guacamole (ya les dijimos que es mejicano) y un cava. La comida les gustó y para ellos es muy extraña.
Con Naoya y sus padres
Como no nos dió tiempo a ver los 2.000 templos (no es una exageración, es real) que hay en los alredeores de Kyoto, decidimos volver a esa ciudad. Nos alojamos en un albergue, pero aquí son como hoteles de 3 estrellas. Recorrimos la zona de la Geishas (vimos algunas), más templos, mercados con extraños alimentos, el museo del manga y barrios diversos.
      
Japonesas
La última parte del viaje la pasamos en la zona de Osaka. Nos acogieron en su casa Bernardo y Kaccey, una pareja de profesores Austro-Australiana que viven en Kobe. En esta gran ciudad portuaria hay muchos edificios, tiendas y costumbres occidentales, herencia del comercio de su gran puerto y del consiguiente asentamiento de europeos en la zona. 
Pagoda de cinco tejados
Disfrutamos especialmente de las vistas desde el piso 52 de la torre del Ayuntamiento y de una comida en una pequeña tasca tradicional japonesa donde el menú en japonés no tenía fotos, pero tras usar el lenguaje de gestos comimos bien y barato.
Con Bernardo y Kaccey fuimos a cenar una noche Sushi y otra Tempura, delicias del país.
   
Jardines de cuento
Finalmente dedicamos un día a la gran urbe de Osaka. Es una ciudad moderna y muy grande, y es la capital de Kansai. Tiene grandes edificios, muchas empresas y enormes centros comerciales. Nos gustó el antiguo castillo en el centro de un gran parque en todo el medio de la ciudad. Se nota que es una capital vibrante, llena de vida, con muchos jóvenes y ambiente comercial. Por la noche los fluorescentes publicitarios se encienden, creando todo un espectáculo de luces y colores.
Osaka atardeciendo
La fama de Japón en cuanto a sus elevados precios es totalmente inmerecida. Por supuesto que no tiene nada que ver con el rango de la mayoría de los países de Asia, aquí todo vale mucho más, pero para un europeo los precios no son elevados. Por poner un ejemplo, es como un país centroeuropeo.
 Es muy fácil encontrar sitios para comer por unos 8-10 €, los transportes en trenes normales valen menos que en Alemania (los rápidos tipo Ave son muy caros), los supermercados tienen precios poco más elevados que los españoles. Claro que hay algunas diferencias, como los alojamientos, que aquí valen bastante (unos 80 € el Hotelito más barato). 
   
Templo zen
Las entradas a los templos valen entre 3 y 6 €, la gasolina 1'3 €, un pastel 1'5 €, un billete de bus para todo el día 5 €, etc.
Es un país maravillosamente diferente a lo que conocemos en Europa, que esconde muchas sorpresas para el visitante, muy pulcro y respetuoso a la vez que desconcertante en muchos aspectos. Nos alegramos enormemente de haber decidido venir a vivir esta aventura nipona.

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Japón 1. (Segunda semana de Junio 2012).


Estación de Kyoto
Nos decidimos a dar el salto al país del sol naciente. La compañía aérea China Eastern nos llevó primero al aeropuerto de Shangai, donde esperamos un par de horas hasta tomar un segundo vuelo a Kansai Internacional, un curioso aeropuerto construido en medio del mar.
Kansai es la región central de la isla principal de Japón. Allí se concentran los templos milenarios y las primeras capitales del antiguo imperio. Por ello su herencia cultural e histórica es la más relevante del país.
Nada más pisar tierra japonesa, ya empezamos a sorprendernos con todo. Y es que aunque hemos estado en muchas partes del mundo, Japón es diferente en muchos aspectos. Nos desplazamos a Kyoto en tren. La gran estación de la ciudad es toda una obra de ingeniería, con sus modernas líneas y grandes espacios.
   
Familia de Shutaro
 Una miniciudad en sí misma, con sus comercios, parques, restaurantes, etc.
 Hasta se celebran bodas y dan conciertos allí.
 Subimos al piso 11 a cenar un típico ramen (tallarines en sopa con carne y verdura). Luego nos vino a buscar Shutaro, con el que contactamos por el maravilloso CouchSurfing. Nos quedamos en su casa, con su mujer y sus dos niños por dos días. Como no era fin de semana, solamente nos veíamos por la noche, pero nos ayudaron a planear nuestro recorrido.Dedicamos estos dos días a visitar muchos templos, tanto budistas como sintoistas, y algunos también mezclados, así como el Palacio Real. 
Calle de Kyoto

Los templos aquí suelen constar de varios edificios dedicados a diferentes deidades, casi siempre rodeados de hermosos jardines donde el bambú y el agua están presentes. Allí se hacen los rezos y peticiones. La mayoría son de madera, razón por la que han sufrido la furia del fuego a lo largo de la historia, y están reconstruidos siguiendo el patrón original.
   
Farolillos japoneses
Parece increíble que una ciudad de millón y medio de habitantes dé la sensación de ser un lugar tan tranquilo como Soria. La gente usa habitualmente el transporte público y las bicis, que comparten las aceras con los peatones. No hay ruidos estridentes, ni atascos, ni sirenas, ni humos.
Templo dorado
Decir que los japoneses son amables es quedarse corto. Mucha gente se acercaba a ofrecernos su ayuda, sin pedísela, al vernos mirar el mapa. Siempre te reciben con una sonrisa y buenas palabras, aunque no entendiéramos nada, y se despiden con una reverencia y otra retahíla en japonés. Da la impresión de ser muy responsables, cada uno sabe lo que iene que hacer, y la delincuencia es mínima. Si se te cae la cartera a nadie se le 
   
Jóvenes en Kimono
ocurrirá otra cosa que devolvértela. Las tiendas tienen muchas cosas expuestas en el exterior sin vigilancia y nadie se lleva nada sin pagarlo. Tienen una conciencia de “comportamiento social” muy evolucionada, muy respetuosa. Y todo funciona, todo es agradable, está organizado. Pagan unos impuestos astronómicos, claro.
Y decir que el país es muy limpio es quedarse … sucio. Las calles están impecables, los edificios bien cuidados, los trenes parecen modernas oficinas. Hay baños públicos en todos los lados (con muchos botones, calefacción en el aiento, música y chorro de limpieza), y hasta los de los parques están impolutos.
Mercado
Entendernos con la gente ha sido complejo, ya que no hay muchas personas que hablen inglés o que tengan un nivel apropiado para mantener una conversación y la opción de que aprendiéramos japonés en unos días no la veíamos clara.... Y los letreros, explicaciones, carteles, publicidad, está todo únicamente en japonés.
   
Entrada al templo
 Parece que no se preocupan o no les interesa el turismo exterior, y a veces se hace un poco incómodo a la vez que “entretenido” el no enterarse de nada: ni dónde estás, ni cómo ir a los sitios, ni las indicaciones de muchas cosas.
Ramen
Lo de Kyoto fue “amor a primera vista”. Tiene lo bueno de las grandes ciudades (oferta cultural, muchas cosas que ver, diferentes e interesantes barrios, buén transporte público, etc) y lo bueno de las pequeñas ciudades (orden, limpieza, cómodos desplazamientos,
tráfico liviano, etc).
Shutaro y su familia nos prepararon como despedida una cena tradicional: Sukiyaki. Consiste en un tipo de ternera cortada en finísimas lonchas que se hace en la misma mesa con salsa de soja, verduras, sake y setas. Finalmente se baña en huevo crudo antes de comerla. Nos pareció una auténtica delicia.
Como vimos que en Kansai había muchas cosas interesantes, decidimos quedarnos por esa región y no viajar hasta Tokio.
Además hay que dejar cosas sin ver para futuras visitas.

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Nepal 2 (mitad a final de Mayo 2012).

Decidimos ir a la zona de los Annapurnas, porque allí se pueden hacer trekings de todo tipo y duración. Tomamos un autobús hacia Pokhara, una ciudad a 200 km. de Kathmandú, que atraviesa el centro del país y se tarda en llegar nada menos que 8 horas.
Lago de Pokhara
La ciudad está situada en la orilla de un gran lago y tiene unas magníficas vistas de las montañas.
Millones de escaleras de piedra
Nada más levantarnos ya nos avisaron en el Hotel: “Strike”. Osea, que hay huelga. Y aquí no son como en Europa, aquí huelga es sinónimo de paralización. Casi nada funciona esos días: no circulan vehículos, no hay taxis ni buses, las tiendas cierran. La ciudad se convierte en un parque o una zona peatonal: toda la gente caminando o en bici, las familias juntas de paseo, los turistas con cara de aburridos. Muchos piquetes de gente en las carreteras para cortar la circulación y la policía controlando para evitar problemas. No hay nada que hacer, excepto pasear y relajarse.
Menos mal que algún restaurante sí que abre.
Niñas nepalies

El tema es que estaban en pleno proceso de elaboración de la nueva Constitución, y la diversidad tan grande de partidos (y por tanto, puntos de vista diferentes) hace difícil el consenso. Un día convoca la huelga un partido, y otro día otro. Y no se sabe ciertamente si hay huelga o no hasta el mismo día por la mañana.
Casi no podíamos creer que la huelga durase tres días seguidos, pero como no teníamos ninguna prisa nos lo tomamos con calma y resignación. Buena comida, paseos y lectura.
Junto al Dhaulagiri (un 8000)
Organizamos nuestro treking por nuestra cuenta, sin porteador (bueno, Encarni sí lo llevaba...) ni guía, para ir a nuestro ritmo (más bien al de Encarni), parar dónde quisiéramos y estar los días que nos apeteciese.
Primero hay que pagar la entrada al parque y el permiso para el treking, dando además tus datos y unas fotos de carnet.
Empezamos en Nayapul,  pueblo al que llegamos en un divertido bus local. Nos pasamos cinco días disfrutando de los pueblos, los bosques y las espectaculares vistas de las montañas en un recorrido circular. Es una ruta muy conocida y variada. En esta época ya van acercándose los monzones y alejándose los turistas, por lo que no había mucha gente y llovía todas las tardes.
Ghandruk, mirando al Himalaya
Menos mal que por las mañanas solía estar despejado. Se puede caminar cada día lo que se quiera, porque hay pequeños pueblecitos cada poco, con alojamiento y comida. Es muy cómodo, ya que no hay que llevar tienda de campaña ni comida, asi que las mochilas pesaban bastante poco (sobre todo la de Encarni). La gente es muy amable en los Guest Houses (pequeños hoteles muy básicos con retaurante y tienda). Las vistas en algunos puntos son espectaculares.
Desayunando con el Annapurna
Desde el mirador de Poon Hill pudimos contemplar a la vez dos ochomiles (Dhaulagiri y Annapurna), además de otros muchos preciosos picos nevados. Los verdes bosques con restos de floración de los rododendros y los limpios ríos nos acompañaron buena parte de la ruta.
En una casa Nepalí
Una vez completado el círculo, resulta que de nuevo había huelga, por lo que la única forma de volver a Pokhara fue contratando un taxi nocturno (a las 4 de la mañana) que casi a escondidas nos llevase allí. Y la huelga se extendió por varios días más, asi que armados de paciencia nos dedicamos a escribir el blog, entre otras cosas.
Pese a que la huelga continuaba, tuvieron el detalle de permitir el transporte en buses de los turistas entre Pokhara y Kathmandú, trayecto que recorrimos por carreteras sin circulación.
De nuevo en la capital, visitamos las dos grandes estupas Budistas (Bodhanat y Sayambunath), un montón de templos Hinduistas, la zona sagrada de cremación en el río Bramaputra (Phasupatinath) y otros barios de la ciudad.
   
Batakpur y su "plaza mayor"
La amenaza de huelga no cesaba por lo que no podíamos arriesgarnos a ir muy lejos, y visitar Tibet es carísimo y complicado, por lo que fuimos a pasar unos días a Nagarkot. Antes visitamos la preciosa ciudad de Bathakpur, con multitud de templos. Nagarkot es un pequeño pueblo en lo alto de una colina desde el que, siempre que el tiempo lo permita, se pueden obtener unas hermosas vistas de una amplia zona del Himalaya, tanto dela zona del Annapurna como del Everest. Nos alojamos en una cabaña de madera dentro de un bonito complejo ajardinado, pero la constante bruma (ya era el inicio del monzón) dió al traste con nuestras ilusiones.
De nuevo en Kathmandú
Los últimos días en la Kathmandú fueron para ir a Patán (otra cantigua ciudad llena de monumentos y museos) y para hacer alguna que otra compra. Tampoco perdimos la ocasión de probar la comida Thailandesa, Tibetana, Hindú y por supuesto Nepalí, intercalando una pizza de vez en cuando.
Nepal es un país muy interesante para visitar, tanto en el aspecto montañero como cultural. La gente es muy amable, es muy barato y alucinas en cualquier rincón. Once años después de mi primera visita (Javi), lo he encontrado algo mejor en muchos aspectos, pero sigue siendo uno de los países más pobres del mundo. La desorganización y la improvisación son unas constantes a las que te debes adaptar si no quieres pasarlo mal.
Vistas de los Annapurnas, tesoros del Himalaya.

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Nepal 1. (segunda semana de Mayo 2012).


Calle comercial en Thamel
Nepal, el país del Himalaya, era uno de los lugares clave de nuestra vuelta, y eso que yo (Javi) ya había estado aquí hace nada menos que 11 años. En aquella ocasión vine en Julio, y los monzones estaban en pleno apogeo, lloviendo bastante y con calor. Planeamos el periplo mundial para llegar aquí en Abril, pero las maravillas del mundo nos han entretenido y hemos llegado un mes más tarde de lo previsto, por lo que el monzón ya está casi comenzando.
Durbar Square de Kathmandu
Tras la visita a Hong Kong, con sus gigantes edificios y modernos centros comerciales, aterrizar en Kathmandú fue un brusco salto. Para entrar en el país hay que obtener un visado y pagar un dinero (en dólares o rupias nepalíes). Ya contábamos con ello, y al ir a sacar dinero del cajero automático, como en muchos aeropuertos del mundo hemos hecho, resulta que... estaba cerrado. Y nos lo dicen con naturalidad... “es que a estas horas ya está cerrado”. Menos mal que Encarni guardaba unos dólares de reserva y lo arreglamos.
Calle de Kathmandu
Kathmandú es una ciudad caótica, muy ruidosa, con un tráfico de locura pero también guarda hermosos lugares para visitar.
Estupa budista
Los primeros días nos alojamos en un hotel cerca de Thamel, que es un barrio en el que están concentradas todas las tiendas para turistas, la mayoría de los hoteles, restaurantes y agencias de viajes. Todo lo que un extranjero de visita en este país pueda necesitar lo encontrará en el barrio de Thamel, sin necesidad de ir a ningún otro lugar.

Monjes en monasterio
Hicimos un recorrido por el corazón de la ciudad viendo barrios, mercados, diversos templos budistas e hinduistas y a la gente en sus quehaceres diarios. Las calles, muchas sin asfaltar y con basura por el suelo, son un ir y venir de gente comprando o vendiendo en pequeñísimos puestos o tiendas que a la vez son también sus casas. Se mezclan con coches, motos con varias personas, ricshaws, autobuses destartalados, bicis “de carga” y vacas felices y a su aire, ya que aquí como país hinduista se las respeta. El final del paseo era Durbar Square. Es el nombre que se les da a las plazas de las ciudades que engloban los principales templos y palacios. 
Monasterio Tibetano
Se paga una entrada pero merece la pena. Uno de los palacios que hay es el correspondiente a La Kumari, donde vive junto a su séquito y sin salir de allí una niña “Kumari”, a la que se venera como a una diosa. Cuando tiene su primera menstruación, sale de su rol de diosa y es remplazada por otra. Coincidió que cuando fuimos era el momento de asomarse a la ventana y la pudimos ver, una niña de unos diez años saludando durante unos instantes, con cara de aburrimiento y a la que está prohibido hacerle fotos.
Rezando en los molinillos
Los precios en este país permitieron a nuestra maltrecha economía recuperarse un poco de la “crisis Oceánica”. Y es que una habitación doble con baño cuesta unos 6 u 8 €, una comida completa unos 2 o 3 €, un transporte de 8 horas 5 €, un taxi en la ciudad 3 € y así todo.
Fue una estancia agradable porque la gente es muy amable y están acostumbrados al turismo extranjero y se siente uno seguro paseando por sus calles.
Típica comida Nepalí


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